Edad: 23 años
Profesión: Luthier

 

Meticuloso desde la infancia, Ciro desarrolló un gusto temprano por la reparación de objetos, tarea a la que se dedicó con delicadeza y constancia más tarde en su vida.

A la edad de 17 años, se ve envuelto en un accidente doméstico junto a su hermano mayor Roco, en el cual pierde su ojo derecho y una parte de su rostro tras intentar utilizar la máquina del tiempo que creó su padre. Su recuperación tarda un año y al cumplir los 18 años deja atrás su hogar, luego de completar la rehabilitación de su piel y anexar un ojo biónico -invento de su padre- que le permite la visión.
 

En busca de posibilidades de independencia, recorre Buenos Aires de punta a punta, hasta dar con un folleto que ofrece trabajo como Luthier de un exitoso músico en Uruguay.

Viaja al país vecino con la intención de obtener el empleo, pero falla en la postulación y acaba trabajando como relojero. Como su trabajo le resulta aburrido, guarda e invierte las piezas sobrantes de los relojes reparados en objetos de su propia invención durante su tiempo libre.

Los años lo han vuelto un ermitaño, le disgusta como se ve su rostro y debido a esto prefiere no exponerse al público para evitar el qué dirán.

 

Al enterarse del deterioro de la salud de su padre, Ciro desea visitarlo cuanto antes, más no posee el dinero y debe juntar para poder viajar. Tras largos días de esfuerzo y ahorro, logra vender unas cuantas pertenencias para pagarse el pasaje. Finalmente, tras su llegada al hogar familiar, no dispone casi de posesiones.

 

Ciro no desea volver a reparar la máquina por temor a una nueva explosión. Considera que de suceder lo peor, él y su hermano estarían por su cuenta y no habría nadie que los rescate como su padre lo hizo en el pasado. Cree que Roco hace mal en querer arreglarla y que no está consciente del peligro que puede representar. Piensa que es una ironía que su padre les haya dejado la maquina del tiempo como única herencia.